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Por mucho que te gusten los sofás grandes, si tienes solo 2 metros tendrás que perseguir otro sueño. O buscar una nueva ubicación. Para saber si cabe, mide el sofá y calcula espacio para pasar.
Un sofá de dos plazas mide unos 180 cm de ancho y uno de tres plazas unos 230 cm. Los de cuatro plazas solo se recomiendan para salones a partir de 40 m2. Y, cuidado, las tiendas suelen ser amplias y con techo altos y la percepción del tamaño del sofá puede ser distinta a la que tengas cuando lo pongas en casa.
Si sois cinco, necesitas sofá para cinco. Lo ideal es que quepáis todos a la vez en el salón. Y si no cabe... Quizás debas quitar la mesa auxiliar o la de centro para poner un sofá más grande o añadir una butaca. Si aun así no cabe, igual tienes que replantear la distribución de los muebles de tu salón para hacerlo crecer.
A cada salón, su sofá. Si tu salón es clásico, opta por un modelo de líneas redondeadas, con respaldos altos y reposabrazos amplios, patas de madera y hasta con ruedas. Si tienes un salón de estilo moderno, busca un sofá de líneas rectas y respaldos bajos. Fíjate en los detalles como un remate de tachuelas o un acabado en capitoné. Le dan personalidad al sofá y nunca fallan.
Cuanto más neutro sea el sofá, mejor te encajará con la decoración y, a la larga, menos te cansarás de él. Además, una base neutra (blanca, beige o gris) es más fácil de actualizar con cojines, plaids... Si eliges un sofá grande, cuanto más claro sea mejor, o corres el riesgo de que oscurezca mucho el conjunto del salón. Piensa que siempre puedes contrastar con una butaca o un puf. Un buen truco para que el tono del sofá encaje con el resto de telas del salón (las cortinas, las sillas...) es llevarte unas muestras a la tienda. Así no habrá duda de que sus colores quedan bien. ¿Y un estampado? Siempre mejor que sea discreto. Las rayas verticales estilizan y los cuadros pequeños agrandan el sofá. Los motivos grandes déjalos para una butaca o para los cojines.
Márcate un tope y no te lo saltes. Lo mejor es que, a la hora de ir a buscar tu sofá, el precio sea uno de los primeros factores de selección. El abanico de precios de los sofás es muy amplio. Como norma general, cuanto mayor es su calidad, más alto es su precio, aunque también influye la marca, el diseñador... Muchas tiendas te permiten pagar el sofá a plazos sin coste adicional.
¿Usas el sofá para ver series, para leer o para hacer guerra de cojines? Hay diseños pensados para diferentes usos, tenlo en cuenta. Algunos se hacen cama, otros tienen respaldos reclinables, reposapiés abatibles e, incluso, tienen bandejas que se acoplan a su diseño para poder comer en el sofá. ¿Cuánto dura un sofá? Depende de su calidad y del trote que le des. Uno bueno te durará, como mucho, unos 15 años.
Fíjate en sus patas. En general, los modelos con patas que se destornillan son menos resistentes. Si el sofá pesa poco (y puedes levantarlo unos cm por un lado con facilidad), es que su estructura es muy ligera y, por tanto, demasiado frágil. Un buen armarzón. Los más caros y resistentes son los de acero y los de madera maciza.
Un sofá puede parecer cómodo, pero solo es ergonómico si, una vez sentado, se acomoda perfectamente a tu cuerpo. Fíjate que las lumbares queden recogidas y que la cadera forme un ángulo recto con las rodillas (que no quede por debajo de ellas). También que los reposabrazos estén a la altura del codo y el reposacabezas quede a la mitad de esta y la soporta bien.
Un buen sofá debe ser más blando en la zona lumbar que en el asiento y adaptarse a tu peso sin hundirse demasiado. Todo depende del relleno. ¿Qué elijo? La espuma es el más habitual y económico, pero para ser resistente debe ser de alta densidad. La pluma, más cara, proporciona un respaldo firme y suave y, además, es transpirable.
Pues que sea resistente, fácil de mantener y, sobre todo, bonita. La más habitual es el algodón: es fresco y duradero, y lo encuentras en infinidad de colores. La alternativa son las fibras sintéticas, menos transpirables. Si dudas, déjate guiar por tu tacto.
Si prefieres una funda, lávala en frío para que no encoja y sigue las instrucciones del fabricante. ¡Ojo!, a veces las fundas solo pueden lavarse en la tintorería.